viernes, marzo 23, 2007

¡Aún es tiempo!


Crisis y oportunidad. Ese es el ying y yang que enfrenta hoy la presidenta Michelle Bachelet. Mismo cara y cruz que viven los partidos políticos –de gobierno y oposición- sumidos en una crisis de ideas y liderazgo.

La crisis es más que evidente. Está en el aire. Se respira, se ve, se escucha. La gente ya no evita hablar, reclamar, demandar, hasta insultar. La gente marcha por las calles innumerables cuadras y cuadras tratando de llegar a sus lugares de trabajo, de estudio, hogares o centros médicos. En romería. Con sus rostros adustos. El Transantiago es tan sólo el síntoma visible de una enfermedad que recorre Chile desde hace años: esta enfermedad tiene características como la desigualdad, injusticia, falta de oportunidades. Todo lo cual crea un malestar creciente, que se mantiene latente, pero que en algún minuto explosa.

Eso es lo que estamos viviendo y a eso debe hacer frente la Presidente con fuerza, decisión y voluntad de cambio. Debe hacer carne aquello que se prometió: hacer un nuevo gobierno de la Concertación, no un cuarto gobierno de continuidad. Y, para ello, estamos seguros que la presidenta contará con apoyo. La actual situación no da para más y por ello se requiere de cambios drásticos.

Cambio de gabinete, petición de facultades extraordinarias para en un plazo muy acotado solucionar los problemas de un Transantiago mal diseñado y peor aplicado, rectificación desde el punto de vista moral, de la participación. Los cambios, presidenta, no deben ser un maquillaje. Deben ser profundos. No basta con cambiar nombres y rostros en un gabinete. Se requiere de la real voluntad de comenzar a gobernar para la gente que depositó su esperanza en usted. Presidenta, aún hay gente que cree en usted. ¡Reaccione con fuerza, pero también con decisión de rectificación!

Usted es médico. Mejor que nadie sabe que cuando un enfermo arde en fiebre no requiere de un panadol. Necesita medicinas más fuertes. Cambie el gabinete, pida facultades extraordinarias al Congreso, incluya a todos en la búsqueda de soluciones, a gobierno y oposición. Estamos en un momento delicado en lo económico y lo social y enfrentar la situación demanda de gran fortaleza interior. Su historial de vida dice que la tiene, aplíquela hoy.

Pero en esta gran crisis no sólo la presidenta debe reaccionar. Los partidos políticos también deben hacerlo. Ellos viven una crisis de representatividad, de ideas y de liderazgos. ¡No hay para donde mirar y encontrar a alguien con la estatura y prestancia que se requiere!

Los partidos políticos deberán repensarse, deberán discutir su ideología o visión de la vida y el mundo a la luz de los cambios que se viven. Deberán volver a pensar en un proyecto país. Deberán volver a ser comunidades fraternas, leales, responsables

Y, como corolario de lo que debe hacerse, la Concertación de Partidos por la Democracia, si quiere seguir gobernando, deberá replantearse como organización, definir el tipo de país que quiere construir y optar por la gente. Aún tenemos con los cientos de miles de chilenos que nos dieron su confianza una gran deuda. Para la mayoría efectivamente la alegría no llegó. Fue sólo un espejismo, una ilusión que se desvaneció pronto en el desierto de inequidad que hemos creado.

Revista Impacto.

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